Un libro de mitología egipcia me llamaba al entrar en una librería. Empezaba la primaria y a mi mamá le habían dado la lista de libros que tenían que comprar, pero yo me senté en una mesita a leer un libro que era más grande que yo con relieves y pirámides.
“¡Ma! ¡Yo quiero éste!” dije emocionada, no sólo porque si abría las páginas indicadas una cabeza de faraón se asomaba, sino porque podía levantar ciertas solapas y ver escarabajos, momias y El Libro de los Muertos. Mi mamá me prometió que lo íbamos a comprar, siempre y cuando yo ahorre el dinero. No fue tarea fácil para una nena de seis años, pero después de un mes volví a la librería y corrí a buscar el libro. Sonriendo y con mi mamá al lado, se lo dimos a la chica en el mostrador con mis 200 pesos argentinos.
Ese día volví a casa re emocionada mostrándole el libro a mis abuelas y a mi papá. Ese fue mi primer libro de mitología. Todavía existe, pero la máscara del faraón está pegada con cinta para que no se caiga.

Con el correr de los años, la egipcia pasó a un segundo plano para delegar el puesto a la griega. Se mencionaba mucho en el colegio y nos hacían leer la Ilíada y Odisea, pero a mi no me gustaba mucho. Me sentía obligada a leerlo, obviamente, y si me sentía obligada, no leía.
En la secundaria los dioses griegos aparecían más y más. En las clases de Historia, mi profesora Luisina1 nos enseñaba las civilizaciones antiguas y algunas de sus creencias. El mencionar de los dioses egipcios y el juicio de Osiris automáticamente tenían mi atención, ¡era algo que yo sabía y entendía!
Pero los dioses griegos estaban en todas partes: historia, literatura… absolutamente todo. A pesar de todo lo que menciono, nunca logro descifrar en qué momento los dioses dejaron de ser personajes de literatura y pasaron a ser seres vivos que me acompañan a todas partes. Quizás alguna vez lo entienda mejor.
La pandemia llegó y, si no me equivoco, mi Instagram estaba llena de cosas de mitología griega. Youtube también, así que no tuve más remedio que mirar todos los videos y cosas que podía sobre mitología. Marvel había jugado un rol importante con Thor y sus películas… obvio que mi personaje favorito era (y es) Loki. Así que como buena curiosa empecé a investigar más sobre las diferencias entre la mitología nórdica y la ficción de la franquicia.
Elegir la carrera que quería seguir en la universidad fue fuertemente inspirada por la mitología (y también por charlas inspiradas por Luisina y el saber la importancia de elegir una carrera), a pesar de que yo iba a estudiar algo totalmente opuesto… pero eso es algo para hablar otro día.
En el plan de estudios de mi carrera decía “Historia del Arte I: Cercano Oriente y Arte Clásico Greco- Romano” y me convenció automáticamente. Iba a ver Grecia, con eso me bastaba. Obviamente la carrera cada día me gustó más, y no paraba de ver mitología en todos lados: la Antigüedad, los primeros filósofos, la Edad Media, las representaciones de Jesús apolíneo, etc.
Dicho sea de paso, mi profesora de medieval fue de lo más amable para explicarme la visión histórica y la religiosa sobre Jesús. Creo que eso hizo un cambio bastante grande en mi perspectiva de ver las cosas: los dioses pueden ser más que un personaje de ficción, ¡y lo eran!
¿Puede ser que allí fue el quiebre?
Los libros no-académicos sobre mitología no se hicieron esperar y me pude comprar La Canción de Aquiles, libro que antes había leído en PDF pero que no se conseguía en el país. Es uno de mis libros favoritos: lo leí tres veces en español y una en inglés. ¿Circe de Madelline Miller? Leído. ¿Ariadna de Jennifer Saint? Listo.
En el centro de la Ciudad de Buenos Aires se llevaban a cabo Ferias Medievales, y obvio que iba vestida con mis amigas como si fuéramos vikingas o personajes fantasiosos de la Edad Media. Velas, collares, cristales, inciensos, hidromiel y muchas cosas más se sumaron a un lugar de confort en mi corazón. ¡No puedo explicar la belleza de las velas grabadas con las runas y consagradas para los dioses! Tengo una playlist con música que me hace acordar a la imagen idealizada de la Edad Media y les confieso que es una de mis cosas favoritas para escuchar en otoño e invierno. Las vibras son inmaculadas: no hay nada más lindo que ser un hada del bosque viajando en el colectivo.
Me fui un poco por las ramas, pero realmente cualquier trabajo que podía relacionar con la mitología griega o nórdica era fantástico. De hecho, uno de mis posibles temas de tesis claramente es el análisis de la mitología griega y algo más. Tengo que dejar que las Musas para acaricien el pelo un rato, a ver si me inducen alguna idea.
El año pasado tuve que cursar “Arte y Literatura” y me contaron mis compañeras que la primera clase hablaron solo de mitología griega. Yo no pude ir por un tema médico, y lo que sufrí haberme perdido esa clase fue impresionante. La verdad que mi profesora cada día me asombra más con todas las cosas que sabe y puede recomendar, y con ella fue la primera vez que leí con seriedad la Odisea. Creo que me quedo corta al decir que, leer un libro que antes era tedioso, con una persona que va parando cada párrafo y ayudándote a que lo entiendas no tiene nombre. Y hablando de la Odisea, recomiendo escuchar EPIC. No se van a arrepentir por nada del mundo.
Empecé a comprarme tragedias y comedias griegas en un negocio que hay enfrente de mi universidad, con muy buenos precios. Encontré Ranas de Aristófanes y fui feliz. Si bien la mitología me apasiona, a veces es un subi-baja: a veces tengo ganas de escribir, leer e investigar, y a veces, no. Pero eso no quita que vea una escultura o un chiste en Pinterest y no me ría o me emocione si encuentro la Odisea en diez ediciones diferentes.
Lo dije muchas veces, pero me cuesta expresar cómo me siento cuando me apasiona algo. Necesito ponerlo en algo físico, y una siempre se topa con la imposibilidad de catalogar y encerrar una pasión ahí: no me alcanza un poema, ni un libro, ni un cuadro, ni un collar, ni una escultura de cinco metros en mi habitación. Todo se queda chico frente a la pasión. Todo es pequeño frente a lo frenético.
¿Un acto dionisíaco? No lo sé, no estoy segura.
Qué lindo es vivir y convivir con dioses.
Una de las mejores profesoras que tuve en mi vida. A ella le debo mis cuadros sinópticos y mi amor a la historia, así que: profe, si está leyendo esto, GRACIAS. Me cambiaste la vida.
Qué ganas de que me expliquen la Odisea párrafo por párrafo y me deje de parecer un choclo aburrido de leer 🥹 Hermoso post!!
Que placer que nos miren raro juntas en los transportes públicos del gran buenos aires