Dejando la desesperanza abstracta por un lado (abstracta porque no le puedo poner otro nombre, mi dialecto no lo permite y sinceramente mi corazón o alma de poeta no encuentra otra cosa), procedo a hablar de la devoción religiosa y afectiva que concierne, al menos, la mitad de mis semanas.
Share this post
Los Dioses que me vieron crecer
Share this post
Dejando la desesperanza abstracta por un lado (abstracta porque no le puedo poner otro nombre, mi dialecto no lo permite y sinceramente mi corazón o alma de poeta no encuentra otra cosa), procedo a hablar de la devoción religiosa y afectiva que concierne, al menos, la mitad de mis semanas.